AYER conversábamos con unos amigos acerca del mensaje presidencial que se había dado este 28 de Julio, como balance de lo hecho y futuras objetivos por lograr.
Entre otros puntos, lo que nos hizo polemizar más fue el anuncio de un posible apoyo a aquellos peruanos que, habiendo decidido hace años salir del Perú en busca de mejores destinos, ahora, como resultado de la crisis mundial, podrían querer volver al Perú.
La posibilidad de que emigrantes regresen a su Patria es realmente digno de ilusión y respeto, pues siempre el mejor lugar para cualquiera es aquel en el que cada esquina le dice algo que lo llena de nostalgia, de cariño o de orgullo.
Nadie negará jamás que es bueno volver, pero, no podemos dejar de pensar que los que nos quedamos aquí, a pesar de que pudimos decidir también irnos en busca de mejor nivel de vida, pusimos nuestro grano de arena para llegar alo que ahora somos.
Los que nos quedamos y renunciamos a empezar en una sociedad que nos ofreciera tal vez más, tuvimos que pasar noches sin luz, días sin agua, tiempos largos acostumbrados al ruido de grupos electrógenos, escaleras interminables que subir a falta de ascensores, tráficos en caos por no tener semáforos, agua no muchas veces potable.
Los que nos quedamos, crecimos con toque de queda, con inflación galopante, con la economía del apra en su primer gobierno, con Fujishock, con un futuro incierto y con profesionales que no veían un futuro promisorio.
Nos quedamos en medio del terror, con miedo a que un auto cercano fuera un coche bomba que volara cerca, que un cajero automático volara con nosotros, nos acostumbramos a salir de nuestros trabajos con amenazas de bombas, muchas veces a enterrar a amigos que habían dado la vida en una absurda lucha.
Pero nos quedamos, endulzando nuestra comida con chancaca a falta de azucar, comprando una sola marca de leche, una sola de conservas o una sola marca de pañales, pues no era un país en el que existiera la competencia, por el contrario, existía el pan popular.
Y nos quedamos aportando, haciendo fuerza por salir y salimos. Ahora vemos con orgullo que el sacrificio de quedarse hace que nuestro Perú sea ahora anhelo de otros para un futuro mejor. Nos quedamos y ahora estamos orgullosos de ser peruanos, algo impensable hace años y vivir acá, como antes no hubieramos imaginado, es ahora una posibilidad contemplada por los jóvenes de ahora.
Sin los que nos quedamos, el Perú sería lo que es? Definitivamente no. Llegamos a la conclusión de que si el gobierno quería incentivar a los que volvían para que puedan empezar algo y conservar así el buen nivel de vida que, indudablemente gracias a su trabajo habían tenido en otras fronteras.
Es bueno ayudar a que empiecen acá nuevamente, pero es justo que, a los que nos quedamos, nos de un apoyo como gratitud, porque somos como los fierros de las bases en las que ahora nuestro Perú se sostiene para estar firme y crecer.
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